...a través de Bertha Dudde - 01.07.1956
BD 6585 Voz de la conciencia …

Todos llevamos dentro de nosotros un amonestador silencioso, que nos insta o nos advierte imperceptiblemente, pero que se expresa tan bajo que puede pasarse por alto fácilmente si no prestamos atención. Este amonestador interior es también una gracia de Dios, una herramienta utilizada por el amor de Dios, un don dado a cada ser humano, pero que también tiene que ser respetado si ha de tener un propósito.

Mientras el ser humano desee vivir con rectitud y justica, siempre prestará atención a lo que le dice su voz interior: Se sentirá obstaculizado cuando esté a punto de hacer algo malo, y percibirá un débil impulso interior para realizar buenas obras, pues la amonestación interior puede expresarse en seres humanos de buena voluntad. Pero la “voz de la conciencia” también puede ser fácilmente sofocada o callada por tentaciones que suenan más fuertes y, por lo tanto, se escuchan con mayor facilidad, pero que nunca traen salvación al alma. Entonces el ser humano se vuelve insensible; le es indiferente si sus acciones son buenas o malas … Sigue todas las sugerencias que le traen ventajas terrenales y ya no escucha cuando la voz de la conciencia quiere hacerse oír.

Pero esta insensibilidad hacia el lenguaje de la conciencia es culpa suya, porque la voz silenciosa que nos advierte está en el corazón de cada ser humano, pero que también puede ser reprimida o se le puede impedir conscientemente expresarse, y esto sucedo cuando un ser humano actúa en contra de la amonestación o advertencia interior, silenciando así esta voz sutil … Pues no ejerce coacción sobre la voluntad si, a pesar de la resistencia, la voz interior se hace cada vez más fuerte y el ser humano pierde así su libertad de querer y actuar. Todo don de la gracia de Dios debe aprovecharse voluntariamente para que no fracase en su efecto …

Pero es del máximo éxito cuando un ser humano se deja guiar completamente desde dentro … Cuando primero consulta a sí mismo antes de hacer o dejar algo, cuando quiere hacer siempre lo correcto, le pide a Dios Su guía y entonces se deja guiar por Él … Y entonces la voz le sonará cada vez más clara y comprensible, entonces ya no podrá ser ahogada por la voz del mundo … Entonces un ser humano se pone completamente bajo la guía del espíritu, porque reconoce su obrar dentro de él, y sabe que es la voz de Dios la que ahora le dirige y le guía, la que le instruye y le acompaña con consejos …

El silencioso amonestador dentro del ser humano, la voz de la conciencia, puede así ser impulsado por el ser humano mismo a hablar más fuerte si siempre está dispuesto a escucharlo y seguir sus sugerencias, lo que, sin embargo, sólo sucederá con aquellos que llevan una vida de amor … Entonces ya no hay obstáculos para la chispa espiritual que desea expresarse; entonces puede emerger e influir abiertamente en el ser humano; entonces esto ya no significa coerción de la voluntad, porque la voluntad está entonces, por sí misma, lista para ponerse bajo la guía espiritual-divina … Y entonces el ser humano lleva una vida interior, consulta constantemente con su guía interior, sabe que es la voz de Dios la que resuena dentro de él, la que le advierte y le amonesta, la que le guía en todos sus caminos … Y entonces su estilo de vida corresponderá a la voluntad de Dios, porque el espíritu dentro de él sólo influye en el ser humano de acuerdo con la voluntad de Dios.

Ningún ser humano necesita pasar por la vida terrenal sin el amonestador y advertidor, porque hablará a todos los humanos mientras todavía se pueda guiar a éstos, mientras todavía estén indecisos tanto para buenas como para malas acciones … Pero en cuanto prevalece la voluntad del mal, la voz se aquieta cada vez más y puede llegar a silenciarse por completo a menos que ocurra un cambio repentino. Sin embargo, mientras un ser humano vive, Dios intenta continuamente hablarle en su interior y tocar su conciencia … Sin embargo, no ejerce coerción sobre su voluntad; Él siempre le permite su libertad …

Amén